A medida que nos hacemos mayores, nos damos cuenta como nuestra memoria empieza a fallar, y no resulta tan eficaz como lo era antes.

La capacidad para recordar empieza a ser un problema y es de ahí de donde deriva la enfermedad conocida como demencia senil.

Se trata de una de las más comunes de las demencias, la que está relacionada a la edad avanzada y caracterizada por la pérdida de memoria, trastornos del sueño, cambios de personalidad repentinos, problemas psicomotrices…).

Es importante tomar medidas para prevenir la demencia senil y tratar de evitar que ésta se manifieste en personas sanas y jóvenes.

Sí es cierto que no podemos luchar contra el paso del tiempo, pero sí podemos llevar a cabo algunas acciones que pueden ayudarnos a prevenir la demencia senil y que podemos empezar a practicar cuanto antes.

 

Desarrollo a diario de actividades que estimulen la actividad cerebral, para mantener el cerebro en forma.

El cerebro (al igual que el resto de los músculos, si no lo usamos, se atrofia).

 

¿Cómo podemos mantenerlo activo?

Leyendo libros, periódicos, escribiendo, haciendo sopas de letras, sudokus, ejercicios de estimulación cognitiva (donde se trabaje la atención, la percepción, la memoria…); aprendizaje de cosas nuevas…

 

Relación con el entorno.

Para que el cerebro no sufra los efectos del tiempo, se recomienda mantener relación no solo con los familiares y los amigos de toda la vida, sino también con otras personas, por ejemplo: acudir al centro cívico del barrio…

La cuestión es conocer gente nueva con la que compartir intereses y gustos similares a los nuestros… y de esta manera ejercitamos nuestra memoria al tener que recordar caras y nombres nuevos.

 

Creación de rutinas y hábitos.

Estableciendo un horario fijo para desarrollar las actividades diarias.

 

Alimentación.

Consumo de ciertas vitaminas como la: B6, B9 y B12 ya que está demostrado que ayuda a prevenir este tipo de demencia.

Evitar el consumo excesivo de grasas saturadas que contribuyen a aumentar los niveles de colesterol, y por lo tanto, el riesgo de padecer enfermedades cerebrovasculares.

 

Controlar el estrés.

El cortisol (hormona del estrés) provoca daños al cerebro con el paso del tiempo y puede provocar pérdidas de memoria para aprender y concentrarse (independientemente de la edad), por lo tanto, es bueno mantener el estrés a raya.

Puedes ayudarte de la meditación, ejercicios de respiración…

 

Dormir lo suficiente.

El sueño es necesario para la consolidación de la memoria.
Es recomendable dormir de 6 a 8 horas diarias y mantener una buena higiene del sueño.

 

Ejercicio físico.

Es recomendable que se practique de manera regular para oxigenar el cerebro, favorecer al rejuvenecimiento de las células y retrasar problemas motores.

 

Si crees que empiezas a tener indicios de demencia senil, o algún otro tipo de trastorno cognitivo; consulta a tu médico quien te derivará si lo considera necesario al especialista para que evalúe tu estado.

 

En caso de querer mejorar tu capacidad cognitiva, puedes contactar conmigo para solicitar información de los talleres abiertos tanto individuales como grupales que actualmente imparto.

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