Como bien sabes, Mindfulness se define como la capacidad de estar presentes con nuestra experiencia inmediata con una actitud de curiosidad, apertura, aceptación, autoconsciencia y comprensión.
La práctica de Mindfulness se ha aplicado también a la alimentación porque, además de comer alimentos nutritivos, es importante ser consciente de la forma en la que comemos, a fin de disfrutar los alimentos y establecer una conexión armónica con la comida y evitar las consecuencias de los excesos (sobrepeso, obesidad, enfermedades…).
Comer conscientemente implica dar pequeños bocados o sorbos y apreciar los sabores, la consistencia del alimento, la textura, etc.
La gran mayoría de las personas hoy en día comemos frenéticamente sin ser verdaderamente conscientes de lo que nos llevamos a la boca.
Este mal hábito genera un descontrol alimenticio ya que es muy difícil que notemos que ya estamos satisfechos si no le damos la oportunidad a nuestro cuerpo de mandar al cerebro la información de que ya es suficiente comida.
Así que te recomiendo que te regales un momento de tranquilidad y que generes un ambiente agradable a la hora de comer.
Apaga el televisor y deja cualquier otra cosa que estés haciendo que no tenga que ver con el acto de comer.
Luego cuando estés frente a tu comida inspira profundamente por tu nariz y expira por la boca unas cuantas veces.
Come lentamente, masticando muchas veces cada bocado y mientras haces esto deja los cubiertos sobre tu plato. No pruebes otro bocado hasta que termines el primero y hayas respirado profundamente.
Seis recomendaciones para comer conscientemente
1. Come con gratitud
Antes de comenzar a comer, agradece la oportunidad de tener comida, aprecia todo lo que tuvo que suceder para que tuvieras en tu mesa esa comida: la interacción de la tierra, el agua, el aire, el trabajo de campesinos, productores, transportistas, comerciantes, tu habilidad o la de otra persona para combinar los alimentos y obtener deliciosos platos…
Valora la presencia de otras personas si estás comiendo acompañado.
Ser consciente de todo lo anterior te hará valorar más y apreciar todo lo que te llevas a la boca y te convertirá en una persona que es consciente de sus elecciones y que se nutre no solo de alimentos, sino de todo aquello que le rodea.
2. Involucra todos tus sentidos
Apreciar otros aspectos además del sabor de los alimentos hace que aumentes el placer de comer, pues las sensaciones se vuelven más intensas a medida que percibes el color, la textura, la temperatura…
3. Sírvete pequeñas raciones
La alimentación consciente te ayuda a evitar los excesos con la comida y a su vez ésto provocará que pierdas peso.
Una buena estrategia es: servirte la comida en platos pequeños para comer menos.
4. Da pequeños bocados y mastícalos
Toma pequeñas porciones de alimentos y mastícalos bien. Aprecia todas sus características y mientras tragas el bocado sigue disfrutando su sabor, respira profundamente y ahora puedes continuar comiendo. Esta estrategia ayudará a mejorar tu digestión ya que la digestión comienza en la boca cuando las enzimas de la saliva empiezan a digerir los azúcares.
De ésta manera tu sistema digestivo tendrá menos esfuerzo en digerir pedazos más pequeños de comida.
5. Come lentamente
Comer lentamente te ayudará a controlar la cantidad de alimentos que comes y con menos comida te sentirás confortablemente satisfecho. Esto se debe a que tu cerebro detecta los estímulos de saciedad a partir de los 20 minutos posteriores a que comenzaste a comer, por lo que hay que darle tiempo para que te indique cuándo necesitas parar de comer para no atiborrarte de comida.
Practicar un estado de presencia constante te ayudará a disfrutar la comida y a controlar la cantidad de alimentos.
6. No te saltes las comidas
Cuando te saltas las comidas llegas hambriento a la mesa y quieres devorar inmediatamente lo que hay frente a ti sin importarte la cantidad ni calidad de los alimentos.
Establecer horarios para las comidas resulta una estrategia de mucha ayuda.
Fíjate horarios y se constante para ayudar a que tu cuerpo se acostumbre y no requiera estar “picando” entre horas.
Es recomendable hacer 3 comidas principales (desayuno, comida y cena) y dos snacks saludables (uno a media mañana y otro a media tarde) para mantener estables tus niveles de energía.
Termino este post con una frase que espero os haga reflexionar:
“Comer es una necesidad, pero comer de forma inteligente es un arte”.
La Rochefoucauld
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