Genial si te esfuerzas día tras día en hacer las cosas lo mejor posible, pero si te genera malestar: es hora de plantearte un cambio de actitud.

 

Sigue siendo tú y si te equivocas … no pasa nada.

Partimos de la base de que la perfección no existe, por naturaleza ya somos imperfectos.

Si eres muy perfeccionista (en exceso) seguramente no eres capaz de disfrutar de las cosas buenas que tiene la vida ya que estás más centrado en tu obsesión por lograr tus objetivos, con tensión, con estrés y apenas tienes tiempo para descansar y divertirte disfrutando de tu familia y amigos o de tu soledad que tan beneficiosa y necesaria es.

 

Equivócate.

Resulta imprescindible que te equivoques para aprender y seguir adelante con mayor seguridad. ¿Fracasas? No te hundas. Acepta este fracaso como parte de la vida, trata de encontrar la enseñanza de éste fracaso y no permitas que el miedo te paralice.

 

No dependas de las opiniones ajenas.

Es un desgaste de energía enorme y algo imposible gustar a todo el mundo, a menos que renuncies a tu esencia y esto no debes permitirlo NUNCA.

Aprende a relativizar las opiniones ajenas.

 

Olvídate de ser el/la mejor.

La vida no es una competición, debes aceptarte como eres y si lo haces, automáticamente los demás también lo harán.

 

Disfruta del viaje.

Cualquier objetivo que te propongas necesita de tu motivación y de la celebración de las pequeñas victorias que vas consiguiendo sin obsesionarte en lograr el éxito a todo costa.
Sí debes enfocarte en la meta, pero disfruta de los pequeños pasos que das, del viaje.

 

Vive el presente.

Ya sabéis que soy una fiel seguidora de Mindfulness y tanto a mis pacientes como a aquellos que leéis mis posts semanalmente sabéis que me gusta recomendaros que viváis el momento PRESENTE.
Si estamos pensando en lo que nos deparará el futuro no vamos a disfrutar de las cosas buenas que nos rodean AHORA.
Y si estamos centrados en el pasado, más de lo mismo.

Olvídate de las prisas de la vida diaria de vez en cuando y aprende a saborear la vida a cada momento.
No debes hacer nada del otro mundo: habla con tus amigos, lee un libro que te guste, escucha música… cualquier cosa que te ayude a distraerte te será útil.

 

¿Cómo empezar a rebajar tu nivel de exigencia?

Pide ayuda: aprende a delegar y no te preocupes si los demás no lo hacen como lo harías tú. Ya aprenderán.

Sé más flexible: practica la empatía. Ya que si tú eres critico/a contigo mismo/a los que te rodean no tienen por qué serlo.

Combate la frustración: no te sientas mal cada vez que las cosas no salen como tú quieres.

 

AHORA es el MOMENTO en que tu vida va a dar un giro.

 

¿Empiezas?

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