Debemos asumir, aunque cueste de entender y aceptar muchas veces, que no podemos controlar todo lo que nos pasa.
Somos como pequeñas piezas dentro de un gran puzzle que debemos ir encajando y no siempre es de nuestro agrado lo que nos toca vivir. Pero llega un momento donde es necesario soltar y dejar atrás todo aquello que nos hace daño, de disfrutar más de las personas que nos quieren y de nosotros mismos.
¿Te ocurre que no puedes desapegarte de una persona? ¿O de un hábito? ¿De una idea?
¿No te gusta tu trabajo? … Si te identificas con alguna de estas situaciones o alguna por el estilo, permíteme decirte que has establecido una relación de posesión o de sumisión; y el apego es una actitud que nos encadena al pasado, carga nuestro equipaje con lo innecesario impidiéndonos a la vez escoger el necesario y nos mantiene infelices al mismo tiempo.
Considero que una de las maneras más sencillas de mantenernos felices es dejando ir aquellas cosas que nos hacen sentir tristes, aunque debo admitir que el desapego no es nada fácil, yo lo considero un arte y para dejar ir hay que ser valientes.
Soltar es un proceso
Es bueno y necesario que aprendamos a soltar, a no apegarnos a nada ya sea: una relación, un trabajo… si os fijáis, se trata de un ejercicio que hacemos a diario cuando nos acostamos: desprendernos de nuestras preocupaciones para conciliar el sueño.
Sabemos por experiencia que cuando nos aferramos a nuestros asuntos nos cuesta o no conseguimos dormir y sólo cuando renunciamos al control y soltamos es cuando lo logramos.
Cuando estamos sufriendo aún lo vemos más complicado, ya que los sentimientos son demasiado intensos como para poder soltar.
Al afrontar emociones difíciles entramos en un proceso donde primero necesitamos ser conscientes, luego debemos permitirnos sentir la emoción dándole un espacio para que ésta se exprese y finalmente necesitamos un estado de calma en el cual finalmente podamos soltar.
¿Cuándo soltar?
Si no te trae alegria a tu vida … SUELTA
Si no te illumina ni te construye … SUELTA
Si permanece pero no crece … SUELTA
Si no brinda reconocimiento a tus talentos … SUELTA
Si dice pero no hace … SUELTA
Si no hay lugar en su vida para ti … SUELTA
Si intenta cambiarte … SUELTA
Si se impone el “YO” … SUELTA
Si son más los desencuentros que los encuentros … SUELTA
Si simplemente no suma a tu vida … SUELTA
Y para finalizar, me gustaría animarte a que sueltes aquello que te pesa, ya que la vida será mucho menos dolorosa que el deseo de mantenerte aferrado/a a lo que NO es.
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