Me gusta recomendaros a menudo que escribáis vuestros pensamientos y emociones, ya que se trata de un recurso fácil, efectivo, donde sólo necesitas un bolígrafo, papel y es una herramienta terapéutica genial.
Hay muchas investigaciones sobre los efectos terapéuticos de la escritura con unos resultados que revelan que aporta numerosos beneficios como el brindarnos la oportunidad de descubrir nuestras emociones, nuestras pautas de pensamiento más inconscientes y el de poder, cómo no, acceder a nuestro innato potencial creativo el cual a veces tenemos un poco dormido.
¿Qué conseguimos escribiendo?
Reducir el estrés mental, reforzar la autoestima … podemos conseguir beneficios tanto a nivel psicológico como físico.
La escritura la podéis utilizar como complemento dentro de un proceso psicoterapéutico (la recomiendo siempre), o como una herramienta de autoayuda sin intervención psicológica (yo la utilizo casi a diario).
Siendo conocedora de estos beneficios, invito a mis pacientes desde la primera sesión a que escriban, si no a diario, cuando tengan la oportunidad y les apetezca; y aquellos que utilizan esta herramienta confirman sus efectos positivos y os enumero algunos de ellos:
- Ganan en autoconocimiento.
- Incrementan la comprensión hacia sí mismos.
- Se dedican un tiempo para la introspección.
- Son más conscientes y tienen más presentes los cambios, los descubrimientos, los esfuerzos… que van consiguiendo durante el proceso terapéutico.
- Amplian la perspectiva y la generación de alternativas ante la propia situación problemática.
- Se permiten ventilar emociones, sentimientos y pensamientos que de otra forma se repiten una y otra vez de forma circular.
- Emergen nuevos aspectos que les aportan más claridad, y que pueden ser tratados posteriormente en las diferentes sesiones si es necesario…
¿Te decides? ¿Qué necesitas? A tener en cuenta…
- Ten a mano una libreta para incluir tus anotaciones, aquellas cartas que no envias, dibujos… el objetivo es darte la oportunidad de liberar lo que llevas dentro, expresarte libremente.
- Busca un momento del día en que puedas sentarte a escribir sin interrupciones (desconecta el móvil, la televisión, evita distracciones).
- Escribe regularmente: recoge experiencias, anota aquello que quieres, aquellas cosas que se hacen conscientes… si te encuentras en un proceso terapéutico anota todo aquello que quieras comentar, trabajar y/o preguntar al psicólogo.
- Puedes escribir tus sueños. Recomiendo también tener en la mesita de noche un bolígrafo y una libreta pequeña para evitar la pérdida de detalles del sueño, ya que hay personas que cuando despiertan no recuerdan qué han soñado o tienen ciertas pinceladas sobre el sueño. Anota aquello que recuerdes, posteriormente se puede trabajar para saber el mensaje implícito de este.
- Si te propones objetivos, es importante que sean concretos con respecto a qué quieres conseguir: cuándo, cómo, dónde, qué hacer para conseguirlo… escribe siempre en positivo, por ejemplo: “no quiero fumar” por “quiero mejorar mi salud física”.
- Es importante que no pierdas la creatividad, la libertad de expresión, la espontaneidad…
- Escribe en tiempo presente: lo importante es cómo te sientes, cómo piensas… puedes preguntarte por ejemplo: ¿qué estoy evitando actualmente? ¿Cómo me siento en este momento?
Espero que te sea de ayuda este post y te hayan entrado ganas de empezar a practicar.
Si te decides a probarlo, lo experimentas (o ya lo estás haciendo), te animo a que compartas tu propia experiencia si así lo deseas.
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