La psicología no es para los «locos», ni consiste en hablar y hablar, ni puede ser practicada por cualquiera, ni es magia o fe.
Cuando le contesto a alguien que me pregunta a qué me dedico: «soy psicóloga», suelen darme respuestas tipo: «Uff!! pues tienes que tener mucho trabajo porque hay mucho loco por ahí», ó: “ No me leas la mente …”
Es curioso, que todo el mundo quiere ser psicólogo (que se dé por aludido quien quiera), porque a mí me han dicho cosas como: «yo es que en mi trabajo hago de psicólogo, porque mis clientes me cuentan de todo», «yo soy el psicólogo de mis amigos y amigas porque soy el único que les escucha»…; esto por no hablar de los profesionales que se han «apoderado» de algunas áreas de la psicología.
Pues, yo como psicóloga que soy, tengo que decir que:
1) Ni la psicología es para los «locos».
2) Ni la psicología consiste en hablar y hablar.
3) Ni la psicología puede ser practicada por cualquiera.
4) Ni las psicólogas o psicólogos somos magos capaces de adivinar el pensamiento y leer más allá de las personas.
¿Entonces qué es la psicología?
La psicología es una ciencia compleja, basada en el método científico, que debe de ser aplicada por un o una profesional formado y cualificado y la gente que quiere hacer uso de esta ciencia lo que están haciendo es afrontar algo que les molesta y mejorar así su bienestar personal.
La psicología es la ciencia que estudia el comportamiento humano, y trata de establecer cuáles son las leyes y principios de ese comportamiento, leyes y principios generalizados, ya que al igual que el resto, la ciencia no es exacta.
El psicólogo o psicóloga, basándose en estas leyes y principios del comportamiento, y en las técnicas y terapias demostradas científicamente, evalúa y analiza la conducta problema y enseña técnicas y habilidades que ayudan a cambiar esa conducta.
Actúa como un entrenador o entrenadora deportiva o un profesor o profesora, por ejemplo.
El psicólogo o psicóloga enseña cómo llevar estas técnicas a cabo, y igual que depende del deportista o del alumno, utilizarlas para sacar el máximo rendimiento; depende de la persona llevarlas a cabo y esforzarse para que la terapia sea efectiva.
El comportamiento humano es complejo, y existen aspectos que son aprendidos y otros que no lo son tanto, de esta forma podemos aprender comportamientos dañinos para nosotros mismos (por ejemplo: evitación de situaciones, dudar a la hora de tomar una decisión…).
¿Qué tiene esto de loco?
¿Qué tiene de malo querer cambiar y aprender otros comportamientos más adaptativos y beneficiosos para uno mismo?
Del mismo modo, puede ser que estemos satisfechos con nosotros mismos, pero queremos superarnos y estarlo más aún.
Pues para eso, y mucho más, está el psicólogo: siempre para ayudar y mejorar, y siempre desde la ciencia, la profesionalidad y la sinceridad.
Si estás atravesando por un momento que no sabes qué te pasa, si quieres producir más en el trabajo, si tu hijo o hija no come y el médico ya ha descartado que exista una enfermedad física, si quieres adelgazar pero te cuesta seguir una dieta …
No lo dudes, consulta con un profesional de la psicología.
Nunca olvidaré la respuesta que tuve una vez en consulta de una niña de 6 años con miedo a la oscuridad cuando le pregunté si sabía quién era yo: «mi profe de la felicidad», me contestó.
Debemos aprender de los niños y ser felices.
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