Todos en algún momento de nuestras vidas hemos tenido que afrontar un cambio, ya sea en el trabajo, en nuestras relaciones, en nuestro estilo de vida…

De hecho, los cambios forman parte de nuestra vida ya que la vida no es estática sinó dinámica.

Evidentemente cuanto mayor es el cambio, mayor es nuestra resistencia a él, a veces lo iremos aplazando y aplazando hasta que no nos queda más remedio que afrontarlo. Sin embargo, ¿te has planteado alguna vez por qué tienes la tendencia a aplazar los cambios si sabes que éstos son necesarios?

En realidad, la razón es simple: cada cambio en nuestra vida implica que dejemos nuestra zona de confort, aquella en la que nos sentimos bien, cómodos, sin miedos… para lanzarnos a una situación completamente nueva que requerirá mucho más esfuerzo.

Como es de suponer, afrontarse a un cambio completamente desconocido para nosotros siempre nos genera cierto temor porque no sabemos qué nos espera y vamos posponiendo el cambio esperando que la situación cambie o esperando el momento en que  nos sintamos más seguros y tengamos el valor de hacerlo.

No obstante, te recuerdo que existe una línia muy fina entre la necesidad de estar preparados para afrontar un cambio y postergarlo indefinidamente sólo por miedo.

A menudo, la perspectiva del cambio suele ser peor que la transformación misma.

Te propongo cinco pasos básicos que pueden ayudarte a enfrentar el miedo que genera dicho cambio.

  • Identifica cuál es tu principal miedo. Muchas veces posponemos un cambio porque no nos sentimos seguros, pero si yo ahora te pregunto a qué le temes, probablemente no sabrias especificarme esa causa. Por lo tanto, el primer paso consiste en determinar la causa de ese temor, saber qué es lo que te impide avanzar.
  • Evalúa si el miedo es real o irracional. Hay demasiadas cosas que damos por hechas y no nos cuestionamos, ideas que determinan nuestro comportamiento y probablemente no sean del todo ciertas. Una vez que identifiques tu miedo, pregúntate si éste es fruto de tu imaginación, de la educación que has recibido o es algo real; si es real, evalúa cuánto daño te puede hacer. Te sorprenderás al descubrir que la mayoría de los obstáculos que nos planteamos están solo en nuestra mente, en las limitaciones que otros nos han transmitido.
  • Determina los beneficios del cambio. Cuando tenemos miedo nos enfocamos en aquellos aspectos negativos y dejamos de lado los beneficios que lograremos con el cambio. Para motivarte a actuar, una buena estratégia es poner en claro las ventajas que alcanzarás con esa transformación.
  • Identifica los recursos con los que cuentas. Algunas veces, el miedo es real porque tienes mucho que perder. En estos casos, es conveniente que hagas un inventario de los recursos (habilidades, capacidades, personas que te pueden ayudar…), con los que cuentas para hacerle frente al cambio. Saber con qué recursos cuentas te dará fuerzas y te animará a dar el primer paso, que normalmente es el más difícil.
  • Busca apoyo en las personas que te rodean. Pedir ayuda para enfrentar un cambio no es razón para avergonzarse, al contrario; todos necesitamos apoyo en determinados momentos y tenir la humildad de reconocerlo es básico.

Por último, solo me queda decirte que no tengas miedo de salir de tu zona de confort.

Si las cosas salen mal, al menos tendrás la satisfacción de haberlo intentado.

Ten siempre en mente que no hay nada peor que pasarse la vida preguntándose: ¿qué habría pasado si hubiese tenido el valor de intentarlo?

Si crees que puedo acompañarte a dar el paso para conseguir ese cambio en tu vida, puedes rellenar el formulario que encuentras al finalizar el artículo y me pondré en contacto contigo lo antes possible.

 

 

 

Pin It on Pinterest